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La pesca en un lago de montaña podría parecer a priori que no es muy diferente a la que se realiza en cualquier lago o embalse, pero las características peculiares de estos lagos pirenaicos la hacen especial y diferente.

Como hemos comentado con anterioridad, la mayoría de estas masas de agua permanecen heladas durante seis meses y las temperaturas suelen ser frías incluso en los meses estivales. Por eso al inicio de temporada nos encontramos unas truchas flacas y de movimientos lentos, que a pesar de parecer hambrientas se muestran inapetentes.


Una de las primeras dudas surge al llegar al ibón. ¿Qué orilla será la mejor?. A ojos del pescador inexperto pueden parecer todas iguales, pero aunque todas tengan una profundidad y relieve parecido siempre hay factores que influyen. Aunque las truchas se van a repartir por todo el lago, a priori siempre hay que buscar una orilla de profundidad media. Ni la más profunda, ni la más somera. Preferiblemente con un fondo rocoso de bloques grandes que den refugio. 

Nadan por todo el lago sin territorialidad alguna con un movimiento pausado y lento, aprovechándose de las grandes eclosiones que se producen en esta época.

Todo pescador sabe que no hay trucha que esté activa las 24h del día y las que habitan en los ibones no son una excepción. Las truchas se mueven por ciclos de actividad que en la mayoría de las ocasiones, si la climatología o temperatura del agua lo permiten, suelen coincidir con el amanecer y el atardecer. El resto de tiempo están más aletargadas buscando refugio en las frías y  profundas aguas.

En la alta montaña todo tarda en despertarse pero por fortuna el verano avanza y llega el momento de la explosión de vida. El tiempo que se tiene hasta el siguiente invierno es escaso, por lo que muchas plantas, insectos y demás animales estacionales se afanan en realizar su ciclo en tan solo cuatro meses. Las aguas se van calentando y las truchas se van moviendo, generalmente cerca de la superficie, en busca de las calorías necesarias para poder aguantar otro invierno más. 

Pero estas orillas pueden ceder su protagonismo en el momento que exista algún saliente que modifique las corrientes o torrente que desemboque en el lago.
También es muy importante el factor del viento. El viento concentra a los insectos que comen, por lo que una suave brisa puede condicionar una migración de las truchas a una determinada zona (Recordemos que en estas aguas no son territoriales) Por ello siempre son buenos los salientes como zona de paso de las truchas o por presentar dos orillas con diferente orientación al viento.

 

Todo esto son factores que conviene tener en cuenta antes de elegir nuestro señuelo.

Eclosión de hormiga alada en el ibón de Brazatos

Estany de Botornás helado

Pescando en el Estany de Botornás

PESCAR EN 

UN IBÓN

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